Servir nos da una mejor visión del mundo

Una nueva perspectiva

A partir de mis días en la escuela secundaria, aprendí que ayudar a los demás no sólo los ayudaba a ellos, sino que me ayudaba a tener una mejor visión del mundo que me rodeaba. Tuve muchas oportunidades que considero grandes privilegios: ayudar a enseñar inglés a una familia de refugiados chilenos, pasar tiempo con niños discapacitados y hacer proyectos de servicio con programas de secundaria y universitarios afiliados a las organizaciones de Rotary y Kiwanis.

Sirviendo... ¡y viajando!

Durante la universidad descubrí que también podía viajar mientras ayudaba a otros, así que viajé a varios países de América Latina con un programa llamado Amigos de las Américas, dando vacunas y ayudando a cavar pozos para obtener agua limpia. Durante la escuela de medicina pasé unas 6 semanas en Brasil, trabajando en clínicas dirigidas por monjas en comunidades urbanas y rurales pobres.

Después de completar mi formación pediátrica, trabajé durante un año como médico en un hospital de misión en Kenya, y en los últimos años he podido participar en varios viajes de misión médica de corta duración por todo el mundo.

Me he divertido mucho siendo el médico de un campamento de Young Life con mi familia en la hermosa Columbia Británica. Recientemente, he pasado dos veranos ayudando a dirigir campamentos de inglés en un barrio marginal de inmigrantes en Beijing, China.

Sin embargo, no todos mis viajes han estado orientados al servicio. En los últimos años mi esposa y yo la pasamos muy bien visitando a dos de nuestros hijos que eligieron pasar un semestre universitario estudiando en el extranjero en Inglaterra y Chile.

Sirviendo en casa

Sin embargo, servir no significa necesariamente que tengas que viajar al otro lado del mundo. Recientemente uno de mis compañeros de trabajo ayudó a repartir mochilas gratis en un evento de regreso a la escuela. Mi esposa e hijas ayudan en la guardería de nuestra iglesia cada dos semanas. Y algunos años lo más divertido que tuve en septiembre fue ser voluntario en la feria de Puyallup!

Creo que Dios nos llama a ayudar a los demás, y que servir nos hace mejores personas. Te animo a que hagas de la entrega de ti mismo un hábito de por vida. Y, desde mi punto de vista, ¡también es muy divertido viajar!

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